Hubo una época en la que la presencia de Raúl en el campo bastaba para que el Real Madrid ganase partidos. Su sola presencia atemorizaba defensas. Raúl era un jugador eléctrico,atento y hasta rápido.
Sin embargo, aquel Raúl hace tiempo que nos abandonó, y por desgracia para los que le admiramos entonces, ahora vemos a un jugador que no infunde temor en las defensas, que no llega a los contraataques, que baja al mediocampo a arañar algún balón y que más que animar a su equipo lo desanima.
Cuando veo a este Raúl me cuesta recordar a aquel otro que puso de moda el aguanís en la final de la Intercontinental. Aquel jugador cuyo primer gol fue un disparo precioso a la escuadra y que marcó un gol antológico contra el Atletico de Madrid en el calderón. En cambio, cuando veo a Zidane recuerdo su increíble gol de volea, y con Hugo Sanchez me vienen a la mente sus chilenas.
Raúl, en cambio, ha sacrificado ese bonito recuerdo por un puñado de records. Pero no hablamos de los records de verdad. Aquellos que miden a los mejores jugadores en el paso del tiempo. Records de balones de oro o títulos individuales similares. Hablamos del record al más longevo, al que más partidos tiene, al que más minutos acumula.
Todavía hoy nos hablan del Raúl ganador y competitivo, del gran capitán, del 7 de España, del pichichi, del más listo de la clase o del goleador. Pero no nos hablan de dignidad y de respeto. Dignidad de acabar una carrera en lo más alto y no en lo más bajo. Y respeto por los miles de aficionados que una vez aplaudimos a Raúl y valoramos sus cualidades.
Pero no , no es solamente culpa de Raúl y de la prensa mediática, también es culpa de los entrenadores cobardes que uno tras otro han puesto a Raúl de titular, no por méritos deportivos sino por miedo. Estos entrenadores pensaban que complaciendo a Raúl quizá pudiesen garantizarse un año más de renovación. Dedicieron sacrificar la proyección de jóvenes jugadores para a cambio aplacar el ansia de records de Raul.
Sacrificar a Raúl, dirán algunos, es sacrificar los valores y el espíritu del madridismo. Y sin embargo, el madridismo ni empezó ni acabará en Raúl. A veces parece incluso que Raúl ha sido el único gran delantero del Madrid. Da la sensación de que antes de Raúl no hubo nada y de que después tampoco habrá nada. Raúl ha sido un gran jugador, pero como otros tan grandes o más, tan madridistas o más, tendrá que retirarse algún día.
Decía una portada de un periódico, de esos que llaman deportivos, pero que son amarillistas que Raúl se retirará cuando quiera. Apelando a sus valores, a su madridismo a su supuesta capacidad de resolución, se proponía casi un cheque en blanco para quien ya tenía un contrato vitalicio.
Y yo, que fui raulista y ahora pido a gritos su jubilación, pienso en que lo que pasaría si Don Santiago Bernabeu levantase la cabeza. El si tuvo arrestros para decirle al mejor jugador en la historia del Madrid -este sí- que su etapa en el Madrid se había acabado. Di Stefano,como Raúl, pensaba que estaba por encima del club y pidió su titularidad. Al final Bernabeu no cedió y se fue por la puerta de atrás al Español para terminar allí sus días como futbolista.
Después de Di Stefano llegarían otros grandes delanteros, algunos tan representativos y madridistas -este sí canterano de pura cepa- como Butragueño. Un jugador que aceptó su suplencia y en cuanto pudo se retiró, a mayor gloria suya y del club. Sabía que quería ser recordado no por sus records sino por sus goles.
Así que no nos equivoquemos con Raúl. El Real Madrid debe seguir su historia sin Raúl y éste debe ser capaz de asumir que ya ha dado lo mejor al Real Madrid. Porque no nos engañemos, el Real Madrid le ha dado mucho más a Raúl que al contrario.EL Madrid le dió primero una cantera en la que desarrollarse y después un club en el que hacerse grande. Raúl es lo que es por el Madrid y todos los títulos que ha conseguido, que no han sido pocos, los ha pagado el madrid y con creces.Ni más ni menos que a 7 millones de euros al año desde hace ya bastante tiempo.
Y sin embargo, todavía vemos como se cuestionan a los jóvenes delanteros en defensa de un Raúl que si se pusiese una careta no jugaría ni siquiera en segunda división.
Dicen que lo difícil no es llegar sino mantenerse. Y yo añado, y retirarse a tiempo.